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Música andina es un término que se aplica a una gama muy vasta de géneros musicales originados en los Andes sudamericanos, aproximadamente en el área dominada por los incas previa al contacto europeo. Su procedencia, la sempiterna región Andina situada en la parte centro-occidental de América del Sur conformada por zonas específicas del Ecuador, Perú y Bolivia, y en menor proporción Colombia, Argentina y Chile. En otros términos, son nativos de las milenarias civilizaciones Aymaras y del denominado imperio incaico Qhishwa. Se interpreta con una variada gama de instrumentos autóctonos. En algunas regiones y países se caracteriza por la interpretación con instrumentos como la zampoña, quena, charango y bombo. En otros lugares los instrumentos básicos son el requinto (guitarra pequeña de registro alto para melodías), la guitarra, el tiple y la bandola. Definir su música solo desde el punto de vista de su espectro sonoro y su marco auditivo pareciera ser muy mezquino. Por el contrario, una conceptualización más precisa nos llevaría a definirla como a la misma energía que se produce y desarrolla del enlace entre el ser humano y la naturaleza propiamente dicha, y que se expande, se contrae, se retrotrae y se proyecta trascendiendo su alcance en el tiempo y espacio, inexorable e infinitamente. Como fuente del lenguaje y esencia de la comunicación, su música se constituye en la propagación y prolongación de la energía universal que se manifiesta en una constante y dinámica vibración de las relaciones entre el ser humano y la naturaleza, que definen a su vez, la búsqueda incansable de un mundo en permanente equilibrio.